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Navegando por el octavo mar
Como todos los días, me desperté en mi cuarto por los fuertes rayos del Sol que se asomaban por mi ventana, excepto que me levanté con más ganas de mi cama, todo iba a cambiar el día de hoy; Pues, hoy me iría a probarle a esos chiflados del pueblo que sí puedo navegar por todo el mundo, todos me dicen que fracasaré, que me busque otra ocupación, pero les demostraré que se equivocan, hoy me dejo de llamar Max Tentáculo para ser el Capitán Tentáculo; Sonreí para mi mismo al pensar mi nuevo título, me vestí con lo que me pareció más adecuado para este nuevo nombre, preparé varias monedas de oro y plata que había juntado durante prácticamente toda mi vida, tomé una bolsa de tela con más cambios de ropa y partí sin echarle una mirada a como se veían mis cabellos negros, hoy no me importaba como se vieran, porque tener el cabello quebrado me trae muchos problemas en arreglarlo, salí de mi casa con el pecho en alto para que todos los del pueblo se dieran cuenta que se tendrían que tragar sus palabras ácidas. Caminé hacia el puerto donde me encontraría con Aria, mi mejor amiga, y la única que creía que sí podría viajar por todos los mares. Le ofrecí si quería venir conmigo, pero se negó porque pronto se casaría con su novio Roland, no quiero seguir pensando eso, nunca pensé que Aria sería de esas chicas que se casan muy jóvenes, pero se ve que están muy enamorados. En poco tiempo llegué al muelle y rápido identifiqué a Aria y a Roland, llaman mucho la atención por su constante preferencia a usar ropas verdes y negras respectivamente, me dirigí hacia ellos muy optimista para saber quién me ayudaría a navegar por los mares y a comprar el barco.

-¡Buenos días Aria!

-¡Hola Maxie!- respondió ella como siempre, usualmente esto me hubiera hecho enojar, pero hoy estaba tan feliz que no le reclamé nada.

-¿A quién le tengo que comprar el barco?- dije mientras sacaba de mis bolsillos las monedas.

-No te preocupes, ya lo compré yo.

-¿Por qué hiciste eso? -respondí un poco cortante, no me gustaba que las personas hiciera cosas por mí.

-Tontuelo, lo hice porque en unas semanas cumples años y no te podré ver dentro de mucho tiempo -dijo con una especie de vacío en la voz y vi lágrimas formándose en sus grandes ojos verdes.

-¡No llores Ari! -le dije intentando consolarla.

-Lo siento es que no puedo evitarlo, te extrañaré mucho. -Me acerqué para abrazar a mi amiga.

-Oye Aria, ¿quién me acompañará en el viaje? -pregunté ansioso.

-Lo siento, casi se me olvidaba, conseguí a un zorrito de mar…

-¿Un zorrito de mar? -la interrumpí.

-Si tú sabes, esas sirenas que tienen forma de un animal terrestre. -dijo impaciente.

-Oh, claro -escuché cierta vez sobre esas sirenas, pero por desgracia lo que escuché no fue muy bueno, dicen que son caprichosas y embusteras….

-Esta es diferente -dijo Aria adivinando mis pensamientos.

-No me queda nada más que confiar en ti.

-Ella llegará en cualquier momento, así que no te muevas de aquí.

-¿A dónde vas? -mi curiosidad me ganó y no tuve nada más que preguntar.

-Hoy Roland y yo elegiremos el pastel de bodas -dijo ella con sus pálidos cachetes sonrojados mirando con ojos brillosos a su… prometido. Me forcé a pensar esta palabra.

-Diviértanse -dije intentando parecer feliz.

-Adiós mi buen amigo -dijo Aria mientras me abrazaba.

-Adiós Aria, te extrañaré.

Ella me sonrió y se alejó tomada de la mano de Roland hacia el pueblo. Bueno, no me quedaba más que esperar a ese zorrito de mar. Mientras llegaba, saqué de mi bolsillo un mapa que he tenido desde que tengo memoria y empecé a buscar lugares a los cuales me gustaría ir, pero no pude pensar más en eso, pues del agua se asomó una hermosa chica, también se podía ver una terminación de cola entre sirena y zorro, su cabello era castaño claro, liso como listones y dos pequeñas orejitas de zorrito, ella se me quedó viendo con curiosidad, sus grandes ojos color miel rodeados de unas gruesas y largas pestañas no se apartaron de mí, yo fui el que tuvo que mirar hacia otro lado para evitar que mi cara, muy pálida por cierto, se pusiera roja como un tomate, estaba seguro de que ya estaba sonrojado, pero tenía que buscar que no creciera más ese rubor.

-¡Hola! Mi nombre es Alexia, Aria me contactó y dijo que ocupabas a alguien que te ayudara en tu viaje, tu eres Max ¿verdad?.

-Si ese soy yo -no me atrevía a decirle que preferiría ser llamado Capitán Tentáculo, me sentiría extraño.

-Bueno ¡¿qué estamos esperando?! -dijo Alexia muy animada.

-¿Has viajado por el mundo? -no pude evitar preocuparme, si iba tener ayuda preferiría que fuera de alguien que ya hubiese viajado por el mar.

-Pues… no he ido a ningún otro lugar aparte de esta costa…

-¡Entonces, en qué me vas a ayudar!- la interrumpí súbitamente. Tan pronto dije esto, me arrepentí de haberlo hecho -Perdón, no quise ofenderte -dije sintiendo como mi sangre se concentraba en mis mejillas.

-No te preocupes, sabía que reaccionarías así; pero he intentado ayudar a más marineros y cuando les digo esto, rechazan mi ayuda y me cambian por otras criaturas marinas. Por favor antes de rechazarme escucha, en lo que te puedo ayudar es en conocer los peligros del mar, a nosotras las sirenas nos educan desde muy pequeñas para conocerlo, no se le permite a una sirena nadar si no se conocen los peligros…

-¿Cómo que no se les permite nadar? ¿Qué no se supone que las sirenas viven bajo el mar? -interrumpí, de nuevo. Nunca me había puesto a pensar sobre las sirenas de Puerto Aventura, así que sentía mucha curiosidad sobre el asunto.

-Las sirenas normales sí, nosotras al ser mitad animal terrestre al salir a la superficie nos convertimos en mitad humanas, mitad animal -dijo forzosamente, parecía como si no le gustara hablar de eso.

-¿En qué otra cosa me podrías ayudar? -pregunté intentando volver al tema.

-Oh, claro. Puedo sumergirme rápidamente y pedir a los otros animales marinos por su ayuda… creo que eso es todo. Por favor, déjame ayudarte. -No pude negarme, la forma con la que me lo pidió me hizo imposible decirle que no.

-Puedes ayudarme -le dije mirando hacia otro lado intentando ocultar el rubor de mis mejillas.

-¡Muchas gracias! -y me sonrió dulcemente, lo cual me hizo sonrojar más.

-¿Bueno, qué estamos esperando?, vamos hacia el barco -dije ansiosamente, no me había dado cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que llegó Alexia.

Me costó un poco de trabajo, mejor dicho, mucho trabajo subir al barco; lo que me hizo sentir muy inútil, desde que llegó Alexia me he comportado de una manera muy diferente a como soy, no suelo ponerme tan nervioso cuando estoy junto a chicas lindas, este comportamiento me está asustando.
Por lo menos, me consuelo con que Alexia tampoco se pudo subir tan rápido. De hecho tuve que ayudarla a subir, lo cual me hizo sonrojarme aún más. Su piel era suave y tersa, ¡rayos! no podía dejar de pensar en ella, en verdad me preocupaba seguir con esta actitud. Pude ver que en vez de tener su cola de sirena tenía un short de mezclilla color café como su cabello que dejaba ver sus delgadas piernas, con sólo una miradita se me subió la sangre a la cabeza, lo que me hizo voltear a otro lado mientras la ayudaba.

-¿A dónde iremos capitán? -pregunto Alexia mientras hacia un ademán de saludo con su mano, lo cual me hizo reír, pero me acordé que antes de trazar los lugares a los que me gustaría ir, llegó Alexia y ya no presté atención ni si quiera a cuál era mi nombre.

-Umm… la verdad, no lo sé

-Bueno, porque yo si sé a dónde quiero ir, un cangrejito me dijo que había una isla perdida muy cerca de aquí, dijo que en esa isla podías encontrar una cueva de cristales; que cuando el Sol está a la mitad del cielo muestran en sus reflejos lo que más quieres.

-Entonces, puedes decirme el camino y yo puedo navegarlo -le dije con mucho entusiasmo, eso de lo que más quería en el mundo me intrigaba, ya que no sabía qué era.

-Pues dijo que era para esa dirección -me dijo apuntando hacia donde salía el Sol; por lo menos me alegra saber lo básico de la navegación, dirigí el timón hacia el este y partí para encontrar la isla.

No ocupé mucho esfuerzo para tener el barco a la dirección a la que quería ir, incluso pude ir a buscar a mi acompañante, me forcé a mi mismo a pensar que sólo iba con ella porque no tenía a nadie más a quien hablarle, y no en otra cosa. Estaba hasta el final del barco, lo que me hizo tardarme más en llegar hacia ella. Su cabeza estaba agachada hacia una hoja de papel amarillenta como pergamino y un lápiz, dibujando algo que aún no le encontraba forma.

-¿Dónde conseguiste una hoja y un lápiz? -tonto, tonto, tonto, ¿qué acaso no pude pensar en otra pregunta mejor?

-La tomé del cuarto del capitán -dijo sin voltear a verme, luego recapituló y se volteó hacia mí con rubor en sus mejillas -Lo siento no sabía que estaba mal.

-Nunca dije que estuviera mal -era extraño que se disculpara por algo que no fue hecho a propósito, tal vez sí era diferente a las demás sirenas de Puerto Aventura- No te preocupes, somos los únicos en el barco, puedes entrar al cuarto del capitán cuando quieras. -Me sonrió al escuchar esto y agachó su cabeza de nuevo hacia la hoja del pergamino.

-¿Qué estás haciendo? -pregunté al no poder sacar otro tema de conversación.

-Dibujo -respondió muy concentrada en su dibujo. Esta respuesta me sorprendió, ya que uno de mis pasatiempos preferidos siempre ha sido dibujar.

-A mí también me gusta dibujar.

-¿En serio?

-Sí, en un momento vuelvo -fui hacia el cuarto del capitán, quiero decir fui a mi cuarto del barco y saqué unas pinturas y un pincel. Regresé lo más rápido que pude con Alexia y me senté a su lado mientras preparaba todas mis pinturas.

-¿Ya terminaste de dibujar? -le pregunté emocionado.

-Sí- me dijo mostrándome su dibujo. Era una pequeña niña con orejas de borrego, con un enorme abrigo afelpado, mayas rayadas y pantuflas.

-¿Quién es ella? -pregunté mientras observaba su arte, en verdad era buena.

-No lo sé, ya la había visto antes, pero no me acuerdo dónde.

-Muy bien, pues espero que no te aburras -le dije mientras tomaba el pincel, lo sumergía en las pinturas y comenzaba a pintarlo. La mayoría de los del pueblo me aclamaban mis dibujos, por esto mismo me recomendaron que me dedicara a ser artista, lo consideré por mucho tiempo, pero siempre me apasionó recorrer el mar.

-Listo- le dije y le pasé el dibujo- Solamente ten cuidado, porque la pintura está fresca y no creo que quieras arruinar tu dibujo

Alexia lo observó con ojos maravillados, recorría el dibujo una y otra vez, podía ver que en sus ojos se formaban mil y un preguntas que no creo que me haría.

-Pintas hermoso -se limitó a decir, pero sabía que tenía más cosas de decir. Me extrañaba cómo podía adivinar todo lo que esta chica pensaba, nunca fui bueno en leer la mente de las personas, como dicen por allí. De cierto modo creo que Alexia piensa igual que yo. Como parecía que no iba a hablar, decidí intentarla hacer hablar.

-¿Dónde aprendiste? -dijimos extrañamente al mismo tiempo y reímos juntos.

-Aprendí yo solo, de pequeño miraba a la ventana, hacia el pueblo, y veía que todo tenía los mismos colores, hasta que encontré las pinturas de mi padre y comencé a pintar mi ventana, lo cual no les agradó mucho a mis padres, pero vieron que me gustaba y me compraron pinturas y lienzos -Me sorprendió cuán cómodo me sentía contándole esto, solamente le había contado esta historia a Aria, cuando otras personas preguntaban cómo aprendí, sólo les decía que desde pequeño tuve ese talento. -Sigues tú.

Alexia desvió la mirada, se veía que no quería hablar de ese asunto.

-Si no me quieres decir no hay problema -le dije intentando no forzarla, pero por dentro, moría por saber qué era eso que la ponía tan triste.

-No, no te preocupes, quiero decirte, eres la primera persona con quien convivo, aparte de las sirenas, a las cuáles no les podría decir. La verdad es que las sirenas son seres caprichosos porque son los seres marinos más ricos y poderosos del mar, no fui la excepción, mi familia era una de las familias de la más alta sociedad, me enseñaron a sobresalir en mis estudios y se ocuparon de que me incluyeran en la sociedad, pero no me gustaba, una vez que me desesperé, salí de la ciudad submarina, me dirigí hacia los campos de algas hasta que me topé con un cangrejito que estaba dando pinceladas irregulares hacia un lienzo, se me hizo extraño que las diera sin ninguna dirección, hasta que me di cuenta que tenía los ojos cerrados. Le pregunté qué estaba dibujando y me dijo que no sabía, ésto me sorprendió, pero antes de que dijera algo, el cangrejito me dijo que era lo que sentía, que solamente tomó el pincel y su corazón le dijo que colores tomara y qué trazos haría; me dijo que lo intentara y así lo hice, pero cuando abrí los ojos, todo el lienzo estaba lleno de colores marchitos y trazos enojados. En ese instante mis ojos se llenaron de lágrimas y el cangrejito, llamado Sebastián me dijo que podía ir con él todos los días para que así me enseñara a dibujar, dibujábamos todo lo que se nos ocurriera, y queríamos viajar juntos por todo el mundo y pintar todo lo que nos encontráramos; le dije que mis padres no lo consentirían, así que él me dijo que escapara, y no me pareció mala idea, hasta que en la noche mientras empacaba mis cosas mi madre me descubrió, me encerró en el cuarto y mandó a unos conocidos suyos por Sebastián, ésos conocidos parecían más mafia que conocidos, y después de eso no volví a ver a mi mejor amigo, me llené de furia y escapé de allí y aquí me tienes- quería hacerse la fuerte contando esta historia, pero en el fondo se veía que estaba destrozada, hasta que no pudo aguantarse más y gruesas lágrimas cayeron por sus mejillas y sus largas y curveadas pestañas se empaparon de agua; no supe que hacer, cuando Aria se pone a llorar la abrazo y la conforto, pero muy apenas conocía a Alexia y siento que llevamos años siendo amigos, en vez de estar perdiendo el tiempo, la abracé, lo cual hizo que se me enrojecieran los cachetes, pero ella no podía verlo, mi mente se nubló no podía pensar en otra cosa más que en lo suave y cálida que se sentía su piel bajo mis manos y en que sus lágrimas caían cada vez menos sobre mi chaqueta, se apartó y limpió sus grandes ojos.

-Perdón, no me gusta que la gente me vea llorar.

-No te preocupes, solamente te entristecía eso, ya te desahogaste -aún después de haber consolado a Aria tantas veces, esto se sentía diferente, inexplicable, no había palabras para describirlo, solamente se sentía…bien -Pero dime ¿Cuál es la razón por la que lloras?
Alexia pensó por un rato y después respondió –Lloro porque me falta un amigo, me falta mucho Sebastián -de sus ojos rodaron muchas más lágrimas, lo cual me hizo sentir culpable.

-Ten -Le dije mientras me quitaba el medallón de mis padres y se lo daba -Cuando mis padres me lo dieron me dijeron que me protegería, quiero que lo lleves porque cuando mis padres murieron, me brindó protección y mis miedos se esfumaron. -Alexia lo sostuvo en alto pasando sus delgados dedos sobre los pequeños tentáculos trazados como si estuvieran abrazando el corazón de la medalla, después de observarlo bien, se lo puso y me sonrió.
Alexia se levantó rápidamente y no estoy seguro, pero vi sus hermosas mejillas cubiertas de un toque rojizo,  pero en qué estoy pensando, ella gastando rubor sobre mí, no lo creo…

-¡Max creo que ya encontramos la isla! -me dijo muy optimista, hasta ahora comprendí que fue Sebastián quien le contó sobre la isla, y lo que ella viera en los cristales sería lo que dibujaría. Al pensar en los cristales y lo que mostrarían, me ponía más optimista, aunque no supiera lo que fuera, o tal vez sí. Mis pensamientos fueron interrumpidos porque el barco se movió extraño, parecía que algo hubiera pasado por debajo y lo hubiera rozado. Ante esto, las pequeñas orejas de Alexia se movieron buscando el sonido de donde provenía.

-Creo que es un calamar gigante, lo único que tenemos que hacer es dejarlo pasar sin molestarlo… -dejé de pensar y algo extraño se apoderó de mi mente, me encontraba caminando hacia la orilla del barco, sentía como si mi cabeza fuera a explotar, no sabía por qué pero quería con todas las ganas del mundo despedazar a ese calamar, hasta que sentí algo suave estrujándome hacia atrás y todo se puso negro…

Al despertar me encontraba en mi cuarto del barco, acostado en el camastro de la esquina y al lado mío Alexia agachada sobre una hoja de pergamino, rápidamente se volteó hacia mí y se paró.

-No te esfuerces mucho, te desmayaste.

-No puedo recordar nada.

-En verdad fue algo extraño, te estaba explicando sobre el calamar y tus ojos se volvieron negros, parecías no tener pupila, te acercabas directamente hacia la orilla del barco con una mirada de ira y algo negruzco te escurría por la frente -me dijo algo confundida -Tal vez no me entiendas, por eso lo dibujé -me pasó la hoja de pergamino. En ella pude ver lo mismo que me había explicado Alexia, no podía creer que esas historias tontas sobre nuestra familia fueran ciertas, y cómo no lo serían, recuerda Max, tienes un enorme parche en tu frente, claro cubierto por mi cabello…

-Oye, no quiero ofender ni nada pero, ¿Podrías decirme por qué tienes un parche en tu frente? -un tenue rubor se formaba en sus mejillas, creo que se sentía incómoda con eso.

-Bueno, esto es complicado de explicar -era extraño contarle a alguien esto, ya que todos los del pueblo habían escuchado la historia y nunca tuve la necesidad de contársela a alguien, tomé una gran bocanada de aire y comencé -Mi familia, cuenta una historia que sucedió hace muchos años, se dice que los Tentáculo morían siempre a manos de criaturas marinas, así que rogaron a Neptuno tener algo para protegerlos, el dios del océano era difícil de convencer, y cuando aceptaba, lo hacía con condiciones que no eran muy favorables, así que aceptó ayudarles y les concedió que cuando se encontraran en peligro, de alguna parte de su cuerpo saldrían armas de animales acuáticos, antes de darles esto, les preguntó si estaban seguros de su decisión, pues al haber peligro si no portaban el medallón que te acabo de dar no podrían controlarse, ellos no pensaron en las consecuencias y aceptaron. Lo que Neptuno no les dijo fue que con esta protección, también atraían más peligros, pero se dieron cuenta hasta después. En estas últimas generaciones, esta cosa extraña que tenemos es considerada más un defecto que una ayuda.- Me quedé viendo a mis manos, también tenía vendas alrededor de ellas- La primera vez que me pasó, fue cuando fui con Aria a bucear, ella fue a observar los corales y muchas medusas se acercaron a ellas y la empezaron a picar, suerte que no eran venenosas, al ver en peligro a mi amiga, de repente salieron tentáculos de mis manos y de mi frente, no pude recordar nada, solamente lo sé porque Aria me lo contó, y desde ese día obtuve el medallón- No quería contarle que desde que me lo dieron, mis padres desaparecieron en el mar, si lo pensaba muy a fondo iba a terminar enojado o llorando. Vi a Alexia desabrochar rápidamente el medallón.

-Toma tu medallón, si es lo que te hace tener control, no debería tenerlo yo.

-No, consérvalo, viniste conmigo para ayudarme, si lo tienes tú, me ayudarás a tener autocontrol -ni yo entendí muy bien lo que dije, pero quería que ella tuviera el medallón para que se quedara a mi lado. Ya para entonces, mi vista se había despejado, ya que desde que desperté veía el cuarto oscuro y borroso. Pude ver entonces más pergaminos por el suelo, en uno estaba dibujado mi medallón con mucho detalle, en otro, estaba lo que yo creía era el barco en donde estábamos, y en otro había un autorretrato de Alexia.

-¿Por cuánto tiempo estuve inconsciente? -la cantidad de dibujos me llenaban de duda en cuánto tiempo pudo haberlos realizado.

-Como dos horas -dijo intentando recordar. No podía creer que me hubiera quedado tanto tiempo inconsciente, y más me costaba creer que todavía no llegáramos a la isla.

-¿Por qué todavía no estamos en la isla?

-Es que no se conducir barcos, así que no quería hacer algo mal y que después te enfadaras. -qué extraña manera de pensar.

-No me enojaría contigo, sabría que no lo harías a propósito. -esto pareció relajarla, pues me dirigió una hermosa sonrisa.

-Bueno pues, hay que llegar a la isla -dije poniéndome de pie y dirigiéndome hacia el timón. Fue un poco difícil levantar el ancla, pero Alexia ayudó y por lo menos estuvo un poco más fácil, dirigí el timón hacia la isla y el barco avanzó.
Durante el trayecto vi a Alexia limpiar toda la cubierta del barco, así que me acerqué a ella para saber por qué estaba haciendo eso.

-¿Por qué no dibujas? -No se me ocurrió una manera menos grosera de saber por qué limpiaba.

-Es que sólo queda una hoja de pergamino y la estoy guardando para dibujar lo que vea en las cuevas de cristales y la flora y fauna de la isla.

-No te límites a las hojas de pergamino- dije mientras tomaba mis pinturas- todo el barco es tu lienzo
-tomé el pincel y comencé a dibujarme a mí mismo. Alexia me sonrió y también comenzó a dibujarse, así dibujamos por casi todo el barco hasta que llegamos al arrecife y bajamos el ancla. Mientras desataba el bote de remos para llegar a la orilla, me di cuenta que Alexia ya se encontraba en el agua con su cola de sirena de nuevo.

-Ven conmigo, si te voy jalando llegaremos más rápido que si vamos remando. -en verdad nunca fui muy buen nadador, así que me sonrojé por mi torpeza, pensaba negarme a la oferta, pero no pude, pues Alexia brincó y me empujó hacia el agua.  Estando ya en el agua, se me heló la sangre, el mar estaba horriblemente frío, hasta  que Alexia tomó mi mano y un calor recorrió por todo mi cuerpo.

-Si quieres salir a tomar aire jala fuerte de mi mano, así sabré cuando salir.

Con su mano agarrada firmemente a la mía, nos sumergimos y comenzó a nadar hacia la dirección de la isla. Creo que no tomé el aire suficiente, pues después de poco tiempo ocupé salir a respirar.

-Toma mucho aire, quiero mostrarte algo –me dijo Alexia con mucha emoción. Obedecí tomando una enorme bocanada de aire y rápido nos sumergimos, pero en vez de nadar en dirección a la isla, Alexia me llevó más profundo, directo hacia unas formaciones de corales. Eran muy variadas y de colores sorprendentes, colores que nunca antes había visto; de pronto salieron de los corales muchos pececitos que nadaron a nuestro alrededor, Alexia empezó a perseguirlos, pero mis pulmones gritaban por más aire y tuve que arruinar su diversión. Salimos de nuevo a que yo tomara aire y ahora me llevó hacia una llanura marina, si es así como se dice, con muchas plantas marinas, habían montones de flores de colores, pero una llamó mi atención, estaba en donde se encontraban una clase de flores con pétalos grandes y terminaban en punta, el color de las flores eran de un tono naranja rojizo, pero hasta abajo estaba una flor de este mismo tipo, pero con un color azul verdoso; intenté jalar a Alexia hacia donde se encontraban estas flores, ella vio a dónde quería ir y me ayudó a llegar; torpemente intente arrancar esa única flor azul y cuando pude, ya no tenía nada de aire, así que jalé de nuevo a Alexia y me llevo a la superficie, pude notar que ya nos faltaban como diez metros, así que ya no hubo motivo por el cual nos tuviéramos que sumergir. Caminamos por la parte baja de la playa hasta llegar a la orilla y allí le acomodé la flor que tomé y la puse al lado de su sien, haciendo que su pelo se  acomodara por atrás de la oreja. Se veía todavía más hermosa, ese color azul le iba bien a su piel y resaltaba el color miel de sus ojos, ya no me preocupé si estaba ruborizado o no, como quiera ya sabía que lo estaba, ella también tomó un color rosado en las mejillas, que se pudo notar más gracias a la flor.

-Sebastián me dijo que la cueva se encontraba cerca de aquí, sólo tenemos que caminar un poco hacia donde sale el Sol y listo.

Comenzamos a caminar, ella guiaba el camino, curioseando de flor en flor y de animal en animal, en todo el trayecto parecía que estaba memorizando cómo eran para después dibujarlos, así fue todo el camino, hasta llegar a unas cuevas de rocas color negro y en la entrada decía:

Esta cueva de cristales refleja lo que una persona desea en lo más profundo de su alma. Sólo las personas de buen corazón podrán entrar a esta cueva. Precaución debes tener, pues al pasar mucho tiempo dentro de la cueva, el reflejo puede convertirse en delirio.

No entendí mucho la última parte, eso de delirio, pero me moría por entrar a la cueva. Pasamos los dos y lo primero que comencé a ver fue el techo, que parecía como un cielo estrellado de noche, tenía muchas piedras preciosas en el techo, y en el piso las piedras brillaban de todos los colores del arcoiris, ahora supe por qué solo los de buen corazón podían entrar; todos aquellos avariciosos, de seguro se volverían locos al ver tantas piedras preciosas, pero esto dejó de captar mi atención, pues podía ver a Alexia caminando frente a mí, buscando un cristal para verse reflejada; pero podía verla a un lado mío también, mirándome con ojos brillantes y mejillas sonrojadas, justamente como Aria veía a Roland en el muelle; hasta entonces me di cuenta qué era lo que más quería, era Alexia. Antes de llegar, pensaba que lo que más quería era navegar por todo el mundo, pero creo que al llegar ella, eso cambió, como también cambió la imagen reflejada en el cristal, ahora podía verme en mi barco, con Alexia en mis brazos, buscando una aventura. Estaba tan intrigado por el reflejo que mostraba el cristal que estaba frente a mí, que se me olvidó que Alexia también estaba presente, y volteándose rápidamente hacia el cristal que estaba frente a ella, con sus mejillas rojas como las rosas que pasamos. Entonces, comencé a poner atención al cristal frente a Alexia y vi que estaba reflejado un cangrejito con un pincel en su mano, sólo me dejaba a pensar que lo que ella más quería en el mundo era a Sebastián, hasta que en el cristal se veían los dos dibujando por todo el pergamino que ella tenía, lo que me hacía concluir que, Alexia quería que Sebastián estuviera allí con ella, entonces se agachó y comenzó a dibujar lo que veía en el cristal, pero ahora en el cristal en vez de estar el cangrejito, estaba… ¡Yo! No podía creerlo, bueno, bueno, tal vez no era yo lo que exactamente ella quería, tal vez solamente le gustaba dibujar a mi lado, pero de nuevo la imagen cambió, ahora estábamos Alexia y yo dibujando por todos los cristales, pero no era cualquier cosa la que estábamos dibujando, estábamos dibujando a nosotros mismos, pero tomados de las manos y con un montón de corazones a nuestro alrededor; mis mejillas se llenaron de casi toda la sangre de mi cuerpo, o al menos así se sentía, me costaba trabajo saber si tenía piernas, muy apenas me podía sostener, Alexia volvió a voltear al cristal para ver de nuevo y poder continuar con su dibujo, pero entonces, sus mejillas se pusieron rojas como un tomate, pensé que ignoraría que en los cristales estaba yo reflejado, pero me equivoqué, terminó de dibujar a Sebastián y se puso a dibujarme a mí y a ella. Terminó su dibujo y salió sin decir ni una palabra, pero sus mejillas seguían teniendo ese adorable color rojizo, lo que me dejaba pensar que seguía pensando en eso. Me armé de valor, tomé mucho aire y me decidí a hablar sobre el tema.

-¿Viste lo que estaba reflejado en mi cristal?

-Sí -respondió mirando hacia abajo.

-¿Y qué piensas sobre eso? -no quería decirle que yo también vi lo que se reflejó en su cristal, eso me haría sonrojar demasiado.

-Tú también viste lo que estaba en mi cristal -dijo ella, sonrojándose cada vez más sus mejillas.

-No voy a negar lo que viste, creo que lo que más quiero en el mundo eres tú, y que me acompañes por todos mis viajes.

-Yo tampoco puedo negar lo que viste -me dijo con una sonrisa de pena, esa sonrisa combinada con sus rojas mejillas la hacían ver más hermosa.

Entonces, sin decir nada, la tomé de la mano, espero que no se moleste, y no lo hizo. Así caminamos de regreso hacia el barco, pero de repente, Alexia pisó algo y una red la levantó del suelo colgando de un árbol, del cual salieron muchos hombres, seguramente piratas, me tomaron de los dos brazos para que no hiciera nada y llegó el que me parecía ser el capitán.

-¡Déjenla sola! -les grité con todo lo que podía.

-Me gustaría que te quedaras con tu novia, pero por desgracia, no puedo, esta sirena sabe algo que nos sirve, pero no te preocupes, te la devolveré, o tal vez no, es muy linda -dijo mientras rosaba con su sucia mano la mejilla de Alexia, que se intentó alejar, pero la red no era lo suficientemente grande -tal vez me la puedo quedar para mi colección de muñecas -Esto me enojó lo suficiente e intenté lanzarle una patada, pero antes de que mi pie pudiera darle, el capitán, me dio un gancho al estómago, lo que me brindó un horrible dolor que me hizo retorcerme en el suelo. -Adiós mocoso, espero que no estés tan enamorado de ella, pues no volverás a verla. -Intenté levantarme, pero antes de que pudiera, uno de los piratas me golpeó en la espalda, lo que me hizo perder la conciencia.

Cuando desperté, mis ojos tardaron en adaptarse, todo lo que veía oscuro y borroso, cuando pude recuperar bien mi vista, pude ver un pequeño cangrejo mirándome fijamente con sus ojitos negros llenos de curiosidad.

-¿A ti te robaron a tu sirenita? -por la forma en que hablaba parecía ser muy chico, me recordaba a la forma en la que Aria y yo hablábamos cuando teníamos ocho años.

-Sí- al mencionar esta sílaba, todo mi cuerpo tembló, tal vez no era toda una plática, pero ya quería que se acabara, recordarlo me llenaba de coraje.

-Yo sé a dónde se llevaron a tu sirenita- siguió diciendo el cangrejito con esa voz de niño chiquito... ¡Pero en qué estoy pensando! este cangrejito sabe donde está Alexia y yo pierdo tiempo checando como es su manera de hablar.

-¿A dónde? –intenté preguntar calmado, para que no se asustara, pero creo que no funcionó del todo.

-Esos señores feos se la llevaron hacia las cuevas submarinas que están para allá –me dijo, apuntando hacia el norte.

-Bueno, fue un gusto conocerte pequeño, pero tengo que ir a salvar a Alexia- dije alejándome del cangrejito.

-Mi nombre no es pequeño- me dijo como cualquier otro niño de 8 años enojado diría- me llamo Alejandro, y yo también sé por qué se llevaron a tu sirenita.- ¡Rayos! conocía ese tono de voz, Aria lo usaba cuando se enojaba conmigo y ya no me iba decir lo que me quería decir

-¿Y cómo lo sabes?- pregunté dulcemente, esperando que con Alejandro también sirviera.

-Mi papi me dijo que los estuviera siguiendo, porque tío Sebastián le había enseñado algo a tu sirenita que los señores feos quieren.- Esta respuesta inocente me abrió los ojos a la verdad, los piratas se llevaron a Alexia porque sabía algo que ellos querían, de igual forma que se llevaron a Sebastián porque él le enseñó eso a Alexia. ¡Oh, no! si no hacía algo rápido no volvería a ver nunca más a Alexia...

-Mi papi también juntó a muchos amigos para ayudarte, dijo que si no hacíamos nada algo muy malo le iba a pasar a Puerto Aventura. –me sorprende tanto lo útil que pueden ser las respuestas de un niño pequeño.

-¿Dónde está tu papá y sus amigos?

-Me dijeron que te llevara hacia las cuevas submarinas, porque están en una esquina que los señores feos no pueden ver.

-¡Muchas gracias Alejandro!

-De nada – me dijo muy optimista.

Comenzó a caminar y lo seguí, no podía pensar en otra cosa excepto en lo que podrían hacerle a Alexia. Mi mente producía ideas tan horribles que, muy a penas a la mitad de las ideas, intentaba distraerme de tan malas que eran. No fue mucho camino para llegar detrás de las cuevas submarinas, con sólo pensar que esos infelices mantenían a Alexia allí, me daban ganas de ir adentro y arrancarles las cabezas. Excepto que no lo hice, pues algo negruzco comenzó a salir de las palmas de mi mano, en verdad que ocupaba a Alexia, ese medallón junto con ella me mantenía en calma. Pero me pude calmar, pues frente a mí había todo un ejército de criaturas marinas, desde cangrejos hasta tiburones blancos, todos discutiendo sin cesar hasta mi llegada.

-¿Eres Max Tentáculo? -me preguntó un cangrejo.

-Sí, ese soy yo.

-Sabemos que tienes la llamada maldición de los Tentáculo y también sabemos que la muchacha que secuestraron esos piratas es tu amada; así que te pedimos que ayudes a nuestra causa y que salves a Alexia -miles de preguntas pasaron por mi mente ¿quién era ese cangrejo? ¿cómo conocía a Alexia? ¿cómo sabían sobre la maldición de mi familia? Y sobre todo, ¿cómo que me uniera a su causa?, pensaba que ellos eran los que se unirían a la mía.

-Los ayudaré- dije sin dudar. -Pero, ¿por qué quieren salvar a Alexia? , no es que me oponga, sino que se me hace extraño que solamente la quieran salvar.

-Nosotros somos los guardianes de esta isla, se supone que muy pocos saben de la existencia de ésta, por eso muchos quieren llegar a ella, porque las cuevas de cristales también pueden ser usadas para el mal; sólo se ocupa un alma buena controlada por una mala para crear un caos en la isla, después en el Puerto Aventura y simultáneamente en todo el mundo. Así que tenemos que recuperar a Alexia, pues la usarán para controlar el mundo.

-Está bien, pero yo intentaré convencerlos primero, no quiero que suceda una pelea por la nada.

Avanzamos todos sigilosamente hacia el frente de las cuevas submarinas, yo pasando torpemente por todas esas piedras resbaladizas y las criaturas marinas nadando por el fondo del mar.
Llegué a la cueva submarina y pude observar que unos piratas estaban jugando a las cartas, otros descansaban y otros cuidaban la celda en la que se encontraba Alexia; ella estaba inconsciente o al menos muy cansada para moverse, estaba atada a unas enormes cuerdas que le ligaban todo: el cuello, los brazos, sus piernas, las manos…me llené de furia, quería que, ya sin hablar ni llegar a nada, las criaturas marinas los despedazaran, pero llegó Alejandro y me pellizcó el pantalón intentando calmarme, y me calmé… un poco.

-Vaya, vaya, vaya. Miren quién llegó chicos, el novio de la sirena -me saludó, o algo así, el capitán.

-Vengo aquí para pedirles por las buenas que suelten a Alexia -dije con valor, lo cual me sorprendió, nunca me había confrontado a alguien.

-Pues fíjate que no te la daremos, primero hay que sacarle cómo podemos dominar el mundo, y después veremos qué haremos.

-Se los dije por las buenas, pero creo que ahora será por las malas- dije enfurecido, con el sólo hecho de pensar las distintas cosas que podrían hacerle a Alexia, rápidamente pude sentir que de mis palmas salían tentáculos igual que en mi frente, también pude ver que todos los animales se abalanzaban sobre los piratas, y así comenzó la batalla, la mayoría de los piratas murieron y otros salieron huyendo, pero las criaturas marinas seguían de pie, ninguna muerta, varias heridas, pero satisfechas de poder salvar al mundo. Después de que los tentáculos volvieran a ocultarse, corrí con las fuerzas que me quedaban hacia la celda de Alexia, tomé una roca lo suficientemente grande y rompí el gran candado que mantenía la prisión cerrada; le quité todas las cuerdas, agradecí la ayuda de las criaturas marinas y me marché al barco. Al llegar, puse a Alexia en la cama del cuarto, acerqué una silla y me puse a esperar a que despertara; comencé a ver las rojas líneas que dejaron las cuerdas, lo cual me hizo enojarme por lo que esos desgraciados le hicieron, pero me calmé acomodando los lisos cabellos a su rostro; mientras lo hacía, se despertó y al verme, se levantó rápidamente de la cama y me abrazó, mi corazón empezó a palpitar rápidamente y mis mejillas estaban más rojas que nunca.

-Gracias por salvarme -me dijo recostándose sobre mi hombro.

-Iría por ti a cualquier lugar, pues eres lo que más quiero en el mundo -entonces pude sentir que mi corazón iba imposiblemente rápido, pero la verdad era que el de Alexia también iba rápido, así que lo que sentí fueron nuestros dos corazones latir uno contra otro.

Salimos a la cubierta, ella rodeando mi cintura con sus brazos y yo descansando mi brazo sobre sus hombros. Así se cumplió lo que más deseaba, estar al lado de Alexia y vivir junto con ella mil y un aventuras por el mar. FIN.
Feliz cumpleaños para tu d:
espero que si lo veas si no me pondre triste U.U
haha bueno en verdad buscaba un motivo para subir esta cosa amm... bueno primero que nada fue para un parcial de la escuela u.u se supone que la teniamos que inventar... bueno si esta inventada pero los personajes no :$ hahah fue lo primero que se me ocurrio d:
Pude haber puesto mas detalles, pero la verdad era que mi tiempo en la computadora era limitado y solo tube como .... 3 o 4 dias para hacerlo asi que disfruta! c:

Capitan Max Tentaculo :iconpyromaniac:

Zorrito de Mar :iconjumpix:

Personajes Originales :iconpyromaniac: :iconjumpix:
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Comments7
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o Ao!!
El medio regaaloooo
<3
No habia podido comentar antes ó wo
pero waaa! realmente te pasaste > w<
muchas gracias!
y el dibujin esta entero lindo <3

fav!